La libertad que tenemos y la esperanza que necesitamos.

En estos días tan raros, tan diferentes y tan inciertos, he tenido todo tipo de pensamientos y reacciones ante el bendito Coronavirus. A veces pienso que puede ser un sueño y que todo esto no está pasando, pero siguen pasando los días y me doy cuenta que realmente si, que es una realidad. En el momento que vi que se ordenaba 19 días de aislamiento obligatorio, no sabía qué pensar ni que hacer ¨¿qué vamos a hacer todos estos días encerrados en las casas?¨ ¨Nos vamos a enloquecer¨, ¨¿qué va a pasar después de todo eso ?¨. Las mismas preguntas que todo el mundo se ha hecho me imagino

En estos días tan raros, tan diferentes y tan inciertos, he tenido todo tipo de pensamientos y reacciones ante el bendito Coronavirus. A veces pienso que puede ser un sueño y que todo esto no está pasando, pero siguen pasando los días y me doy cuenta que realmente si, que es una realidad. En el momento que vi que se ordenaba 19 días de aislamiento obligatorio, no sabía qué pensar ni que hacer ¨¿qué vamos a hacer todos estos días encerrados en las casas?¨ ¨Nos vamos a enloquecer¨, ¨¿qué va a pasar después de todo eso ?¨. Las mismas preguntas que todo el mundo se ha hecho me imagino, he pensado en los peores escenarios, después otros muy esperanzadores, en fin, todo muy opuesto y muy alborotado. Finalmente, cuando han ido pasando los días he podido reflexionar un poco más sobre todo lo que está pasando, y la verdad sigue siendo muy extraño, pero he podido interiorizar algunas cosas que quisiera compartir con ustedes, o al menos dejarlas plasmadas para que cuando pase el tiempo pueda leerlas todas las veces que sea necesario.

Me ha impresionado lo difícil que es hacernos cargo de nosotros mismos. En el día a día estamos acostumbrados a estar bastantes ocupados, no dejamos espacios libres en la agenda, entre más cosas tengamos en el día, más productivos nos sentimos, la casa se convierte en un espacio donde solo hacemos paradas técnicas (dormir, comer, baño y poco más), y así se van repitiendo estas rutinas donde va pasando la vida.

En el momento que se nos presenta una situación donde no tenemos opción de escoger si parar o no, donde nada de lo que teníamos planeado se puede hacer, entramos en crisis. Lo primero que nos damos cuenta es que todo eso que teníamos planeado y nos hacía creer que teníamos control sobre nuestras vidas, se derrumbó y eso nos lleva inmediatamente a pensar NO TENGO EL CONTROL y !esto como nos aterra¡.

En segundo lugar nos damos cuenta de que SOMOS VULNERABLES, sentimos miedo, angustia, y muchos otros sentimientos que no nos gustan sentir, o que son incómodos. Puede que hayamos visto hasta al más fuerte de la familia tambaleando en todas esas emociones y ESTÁ BIEN! Creo que lo que más miedo da de esto es no saber qué hacer con todo lo que sentimos y por eso nos ponemos de mal genio, estallamos con la persona de al lado, comemos un montón, fumamos ,buscamos que trago tomarnos, nos quejamos, etc. No sabemos hacernos cargo de nosotros mismos, no sabemos cómo sobrellevar el miedo, o cualquier reacción natural del cuerpo ante una situación nueva y ¨alarmante¨ cómo esta. Para los que tienen el reto de ser papás creo que es peor, porque si nosotros mismos no sabemos calmarnos ¿cómo vamos a calmar a nuestros hijos?

Somos seres humanos que por fortuna, nos adaptamos a todo, pero el solo hecho de que nos digan que no podemos hacer algo, genera ganas de que lo queramos hacer inmediatamente. Creo que lo que más nos angustia no es el encierro como tal sino ¿cómo vamos a mantener la calma durante todos estos días? Esperamos respuestas externas que nos digan cómo hacerlo, pero la buena noticia es que la respuesta está en nosotros.

Somos los encargados de empezar a generar un nuevo día a día en estas nuevas condiciones, finalmente la vida sigue y esa es nuestra responsabilidad en este momento.

En una época tuve la fortuna de ir a hacer labor social con un grupo de psicólogos a la cárcel La Picota, y me impresionaba mucho la actitud de estas personas a las que visitamos, siempre decían que estaban ¨muy bien¨. En estos días he pensado mucho en ellos, seres humanos iguales que nosotros que pierden la libertad por cometer algún error y los condenan ¨200 meses¨en la cárcel, son una cantidad de meses que ni siquiera sabemos cuantos años son, lejos de sus seres queridos, en unas condiciones pauperrimas, pasando hambre, frío, miedo, y donde no por entrar en shock o quejarse se acaba esta nueva realidad.

Finalmente les queda una sola opción y es APRENDER A VIVIR el día a día, sin pensar en los días que faltan, o fijándose en lo que no tienen. Con el lema de ¨un día a la vez¨ todos los días tienen como reto hacer lo mejor que puedan con cada amanecer que llega (porque siempre amanece). Vemos que muchos de ellos salen creyendo en Dios, con muchas nuevas habilidades desarrolladas, pero sobre todo valorando algo que todavía hoy todos desde nuestras casas tenemos : LIBERTAD.

Otra de las factores que lograban llamar mi atención cuando trabajaba con ellos, era la ESPERANZA que tenían en la vida, en que las cosas iban a ser mejores y en que algún día (por muy lejano que pareciera) iban a salir de eso. Vivamos todos los días sabiendo que esto tiene un fin, y que todo va a estar bien. Volveremos a las calles, a nuestros trabajos, a las reuniones con nuestros seres queridos, viajaremos y haremos todo lo que antes hacíamos, pero mientras volvámonos las personas que queremos ser, las personas privadas de la libertad (física) no esperan salir de la cárcel para hacer lo que quieren, APROVECHAN todos los días en ese lugar para conseguirlo.

Que no se nos olvide que tenemos LIBERTAD de escoger como van a ser cada uno de estos días, somos libres de decidir como enfrentarnos ante esta situación, libres de decidir como reaccionar ante los que tenemos cerca, somos libres de pensar y sentir lo que queramos, el problema de la libertad es que genera RESPONSABILIDAD.

Peguémonos a eso que nos de paz, Dios, los Ángeles, El Universo , no perdamos la esperanza de que todo va a ser mejor, si todos aportamos todos nos vamos a beneficiar. Dejémos de criticar y de darle el poder a los demás de cómo es nuestro día. En este momento esta es nuestra única y más importante responsabilidad.

Estamos vivos, y eso significa NO tener el control de las cosas, aprendamos eso. También significa ser vulnerables, vivamos el miedo, la angustia, la tristeza, el aburrimiento como parte del proceso, hay quien dice que las emociones son como la visita y somos nosotros quienes decidimos cuanto queremos que se queden. No importa que no sepamos que hacer con lo que estamos experimentando, dejemos las emociones salir, volvámonos expertos en nuestro propio manejo y controlemos lo único que podemos: nuestra mente.

Si salimos de esta con estas lecciones interiorizadas, que gran regalo que la vida nos dejó!

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